viernes, 19 de marzo de 2010

Una nota preocupante: México sin rumbo


Boletín UNAM-DGCS-167
Ciudad Universitaria.13:45 hrs. 18 de marzo de 2010
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Guillermo Hurtado
MÉXICO PERDIÓ EL SENTIDO DE EXISTENCIA
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Para el director del Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM, Guillermo Hurtado, es preciso una “cruzada educativa” que permita a los mexicanos construir, de manera conjunta, un nuevo sentido
El doctor en filosofía por la Universidad de Oxford expuso que los mexicanos carecen de una brújula que les indique el rumbo de sus pasos
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“Más allá de las crisis surgidas al calor de las recesiones, la violencia o la política, México atraviesa una que resulta aún más preocupante porque impacta directamente en nuestra existencia colectiva: se trata de una crisis de sentido”, explicó Guillermo Hurtado, director del Instituto de Investigaciones Filosóficas (IIF) de la UNAM.
Esto se refleja en que, a diferencia de pueblos como Brasil, Perú, Francia e incluso Estados Unidos, que parecen intuir a dónde se dirigen, los mexicanos carecen de una brújula que les indique el rumbo de sus pasos, explicó el académico.
Hoy resulta difícil imaginar que se repitan escenas como las de aquella tarde de 1938, cuando miles se volcaron espontáneamente al Palacio de Bellas Artes con sus joyas familiares, reliquias, ahorros e incluso cerdos y guajolotes bajo el brazo, para apoyar a Lázaro Cárdenas y contribuir, aunque fuera con algo, a liquidar la deuda contraída con las compañías extranjeras por la expropiación petrolera.
Aunque rara en el México del siglo XXI, ese tipo de convicción generalizada no era inusual todavía hace algunas décadas, “porque después de la Revolución, y a lo largo de casi medio siglo, nuestro pueblo tenía la mira puesta en ciertos objetivos, ideales y metas.
Además, había consenso sobre qué problemas se debían resolver y qué acciones llevar a cabo; sin embargo, con el transcurrir de los años este modelo entró en crisis y se colapsó, y una vez derrumbado, en vez de construir uno acorde a los nuevos tiempos, nos quedamos sin nada”, indicó Hurtado.
Construir la democracia
“Bienestar para tu familia”, “arriba y adelante”, “empleo para todos” o “despierta, México”, todos y cada uno son eslóganes políticos que buscan describir una utopía que, por desgracia, se queda en meras palabras, pues se trata de frases más encaminadas a obtener votos que a concretar realidades, y eso genera un extendido desánimo nacional.
“La gente normalmente sabe cuando se le está engañando; entonces, lo que se genera es una especie de abismo entre el discurso y la realidad, y lo que se aprecia en México, desde hace mucho tiempo, es ese abismo. Una cosa es el discurso de los políticos y otra la realidad, y ello genera un escepticismo muy grande y también frustración”, dijo.
Este fenómeno ha hecho que en encuestas de valores como el Latinbarómetro, la Encup y la Encuesta Mundial de Valores, los mexicanos figuren entre los latinoamericanos más insatisfechos con la democracia en que viven.
“Este asunto es preocupante porque la democracia, y hablo de una genuina, debería ayudarnos a construir ese sentido de nación del que carecemos; sin embargo, lo que tenemos es una resignación a que México es un país sin futuro. Nuestra democracia no ha sido vista como una catapulta para el desarrollo nacional, pero porque no tenemos la que requerimos”, acotó.
Para el académico, las semillas de ese nuevo modelo están en las aulas, por eso es necesario emprender una “cruzada educativa, porque si queremos cambiar al país, debemos empezar por cambiarnos nosotros mismos, y en eso la UNAM puede aportar mucho al recordar a la gente que, como nación, hemos tenido y podemos tener un espíritu que guíe e impulse a construir un conjunto de razones, valores e ideales que nos permitan solucionar problemas”.
En busca del espíritu nacional
Intelectuales como Justo Sierra o José Vasconcelos intentaron descifrar en qué consistía el llamado espíritu nacional, pero actualmente las circunstancias han cambiado. “Por ello, tenemos que recobrarlo, aunque yo lo que haría sería sustituir la palabra espíritu por sentido, y pensar a fondo qué queremos de México, quiénes somos, qué hemos sido y qué queremos ser”, consideró.
Sin embargo, en esta búsqueda de rumbo hay dos peligros, la de ser excesivamente optimistas, como cuando México se hizo independiente y se sentía llamado a ser un gran imperio, o la de ser pesimista, como hoy, cuando en las calles los ciudadanos se sienten agobiados por violencia, recesión y falta de dirección política.
“El pesimismo y el optimismo son dos suertes de fatalismo. El primero, sostiene que, no importa qué hagamos, estamos condenados al fracaso; el segundo, consiste en la creencia de que nuestros problemas se van a resolver por sí solos. Lo ideal es apostarle al meliorismo, que sostiene la idea de que sí podemos estar mejor, pero para eso debemos trabajar, porque nuestro futuro no está escrito por los astros o los dioses, porque no hay astros ni hay dioses, el futuro lo hace cada uno”, expuso Hurtado.
Para comenzar a dar estos pasos, añadió el filósofo, los ciudadanos deben comenzar a despojarse de esa desconfianza y alienación que caracteriza a los mexicanos del siglo XXI, y remitirse a valores que son típicos de los mexicanos, como la solidaridad.
“Lo primero que necesitamos es recuperar la credibilidad en nosotros mismos, porque actualmente, el que quiere cambiar se va del país bajo la creencia de que México no tiene futuro, y esa es una idea que debemos romper”, concluyó.
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Consultado en:

martes, 16 de marzo de 2010

Monólogo de una mujer moderna

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MONOLOGO DE UNA MUJER MODERNA
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Son las 6,00 a .m. el despertador no para de sonar y no tengo fuerzas ni para tirarlo contra la pared, estoy acabada, quiero quedarme en casa, cocinando, escuchando música, cantando, etc. si tuviera un perro, lo pasearía por los alrededores. todo, menos salir de casa, meter primera y tener que poner el cerebro a funcionar.
Me gustaría saber quién fue la bruja imbécil, la matriz de las feministas, que tuvo la grandiosa idea de reivindicar los derechos de la mujer, y por qué hizo eso con nosotras, que nacimos después de ella.
Estaba todo tan bien en el tiempo de nuestras abuelas: ellas se pasaban todo el día bordando, intercambiando recetas con sus amigas, decorando la casa, podando árboles, plantando flores, recogiendo legumbres de las huertas y educando a sus hijos. La vida era un gran curso de artesanos, medicina alternativa y cocina. Y despues se puso mejor, teniamos servidumbre, llego el telefono,las telenovelas, la pildora, la tarjeta de crédito, ahora el internet!!
Cuántas horas de paz!!!
Hasta que vino una pendejita, a la que por lo visto no le gustaba el corpiño, ni dedicarse al hogar, vino a contaminar a varias otras rebeldes inconsecuentes con ideas raras sobre 'vamos a conquistar nuestro espacio'. ¡qué espacio ni qué la chingadaaa!!! Si ya teníamos la casa entera!!! todo el barrio era nuestro, el mundo a nuestros pies!!! teníamos el dominio completo sobre los hombres; ellos dependían de nosotras para comer, vestirse...y ahora... ¿donde carajos están, dondeeee?
Acabamos muertas ni hacer el amor queremos, nos duele la cabeza, argumentamos mil tarugadas por cansancio... Nuestro espacio... ahora ellos están confundidos, no saben qué papel desempeñan en la sociedad, huyen de nosotras, como el diablo de la cruz, les damos miedo, tanta pinche independencia acabo por hacerlos huir o en el peor de los casos ya no saben que ellos mantenian la casa y nosotras terminamos por mantenernos... pues claroooo!!!
Ese chistecito, acabó llenándonos de deberes. y lo peor de todo, acabó lanzándonos dentro del calabozo de la soltería crónica aguda!!! Antiguamente los casamientos duraban para siempre. y ahora si te divorcias hasta hay que mantenerlos a los @#%&&&"#!!!
¿Por qué, díganme por qué, la liberación femenina????...que sólo necesitaba ser frágil y dejarse guiar por la vida, comenzó a competir con los machos... Miren el tamaño del bíceps de ellos y miren el tamaño del nuestro. estaba muy claro, cada quien en su sitio desde adan y eva....liberación femenina...esto no iba a terminar biennn, claro que noo!!!
No aguanto más ser obligada al ritual diario de estar flaca como una escoba, pero con bubis y trasero durito y bien parado, para lo cual tengo que matarme en el gimnasio, además de morirme de hambre, ponerme hidratantes, antiarrugas, padecer complejo de radiador viejo tomando agua a todas horas, y demás armas para no caer vencida por la vejez, maquillarme impecablemente cada mañana desde la frente al escote, tener el pelo impecable y no atrasarme con las mechas, que las canas son peor que la lepra; elegir bien la ropa, los zapatos y los accesorios, no sea que no esté presentable para esa reunión de trabajo, tener que resolver la mitad de las cosas por el celular, instalarme todo el día frente al pc trabajando como una esclava (moderna, claro está), con un teléfono en el oído y resolviendo problemas uno detrás de otro, que además ni son mis pinches problemass!!!
Todo para salir con los ojos rojos (por el monitor, claro, porque para llorar de amor, ni tiempo hay) y mira que teníamos todo resuelto!!!
Estamos pagando el precio por estar siempre en forma, sin estrías, depiladas, sonrientes, perfumadas, uñas perfectas, sin hablar del currículum impecable, lleno de diplomas, doctorados y especialidades. Nos volvimos 'súper mujeres', pero seguimos ganando menos que ellos y de todos modos nos dan órdenes estos cabroness!!
¿¿¡¡¡QUÉ PASAAAAAA!!!?? ¡¡¡YA BASTAA!!!
Quiero que alguien me abra la puerta para que pueda pasar, que corra la silla cuando me voy a sentar, que me mande flores, que me dé serenatas en la ventana. Si nosotras ya sabíamos que teníamos un cerebro y que lo podíamos usar. ¿¿para quééééé había que demostrárselo a ellos, a ver para queeeeeeee??
Ay, Dios mío, son las 6:30 am y tengo que levantarme... ¡que fría está esta solitaria y grandísima cama!...carajos!!!!...quiero que un maridito llegue del trabajo, que se siente en el sofá,que disfrutemos de una cena juntos, que me haga el amor muy rico, que me haga sentir mujerrr.... porque descubrí que es mucho mejor servirle una cena casera que atragantarme con un sandwich y una coca-cola light mientras termino el trabajo que me traje a casa, para variar.
No, mis queridas colegas, inteligentes, realizadas, liberadas....y ........abandonadas!!!!
Estoy hablando muy seriamente...........renuncio a mi puesto de mujer moderna.
¿ALGUIEN MÁS SE SUMAA...???????

miércoles, 10 de marzo de 2010

Sobre Carlos Montemayor

En LA JORNADA GUERRERO, del 10 de marzo de 2010, aparece publicada la siguiente nota:
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Carlos Montemayor y su dignidad
Judith Solís Téllez
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Queremos tanto a Carlos Montemayor! Nos duele su partida, cuando necesitamos su voz crítica, su capacidad de análisis en este desierto, en esta realidad compleja y distorsionada.
Lejos del escritor de mafias literarias, tuvo la capacidad de ir más allá. Se convirtió en un modelo a seguir con la valoración que hizo de las literaturas indígenas y de sus lenguas, las mismas que muchos jóvenes indígenas no han aprendido por razones de discriminación, eligiendo la desindianización de la que trata Bonfil Batalla en México profundo.
Es el escritor y teórico más reconocido en cuanto a los movimientos guerrilleros en México y ha dejado, al respecto, una obra luminosa.
En la Universidad Autónoma de Guerrero no era ajeno a nuestro quehacer académico cotidiano. Fue padrino de una generación de la Maestría del Centro de Investigación y Posgrado en Estudios Socioterritoriales (CIPES). En filosofía y letras, Fernando Pineda Ochoa tenía amistad con él y planeaba solicitarle el prólogo para sus memorias. Claudia Rangel pudo pedirle, personalmente, la introducción para el libro sobre la guerra sucia que próximamente publicará su cuerpo académico. Yo misma, por medio de su secretaria, le había solicitado una presentación de mi libro. Álvaro López Miramontes, a fines del año pasado, escuchó su conferencia en el Museo del Desierto en Saltillo, Coahuila sobre cómo aprendió a ver la realidad desde diversas perspectivas. Le quedó muy bien grabado el consejo de un tío ganadero: “Carlitos, mira las vacas cuéntalas son 82 o 78, fíjate bien las vacas no son las que dices te faltan dos que no has contado, si subes al cerrito ya no son las mismas, hay una vaca que está echada junto a otra y se confunden, no ves a los animales que oculta el brillo del sol y tú no puedes distinguir a una vaca blanca de una oscura porque parecen ser la misma o porque hay una peña que te oculta el manchón de la vaca, todas las cosas debes de verlas desde diversos puntos de vista”. Acerca de las enseñanzas de su tío, Montemayor concluía que si el objeto de nuestro estudio se mueve se debe de tener una visión del conjunto, pero también los detalles permiten observar el conjunto, aunque jamás se sabrá exactamente lo que pasó. Álvaro mostró las fotografías que le tomó y nos hizo notar que Carlos Montemayor tenía un perfil griego. Sin duda era un hombre bonito, muy varonil, elegante y de una gran estatura moral.
Una alumna de literatura Hispanoamericana hizo su tesis sobre Guerra en El paraíso, y pensamos invitarlo a dar una conferencia y a su examen profesional.
A Montemayor, como expresó en una de sus últimas apariciones en la televisión, le preocupaba lo que ocurría con los jóvenes a quienes se les dificulta continuar con sus estudios y opinó de la privatización de la educación como un retroceso.
Conozco a una persona que no puede terminar de leer Guerra en El Paraíso, porque reconoce a los personajes reales de la novela. Yo también, por su obra, conocí mejor a Prisciliano Téllez, un tío valiente que murió el 18 de mayo de 1967.
En Atoyac, Carlos Montemayor estuvo presente cuando se llevó la urna con las cenizas de Lucio Cabañas a su obelisco en el zócalo, el 2 de diciembre de 2002, pronunció un hermoso discurso sobre la actitud conciliadora y digna de Lucio Cabañas, de quien dijo: “su lucha, su pensamiento, cordialidad, honestidad, su trato familiar amistoso, no solamente como comandante, no sólo como combatiente, nos hizo dignificarnos a todos. A partir de la dignidad de Lucio Cabañas nuestro país es más grande, más puro, más orgullosamente vivo. Esta dignidad no desaparece como la sangre que se derrama, no desaparece como la corrupción que se oculta, no desaparece como los desaparecidos, perseguidos y reprimidos que los policías y ejércitos de nuestro país y de todo el mundo desaparecen. Esta dignidad se acrecienta cada día. Desaparece la memoria de aquellos gobernantes y de aquellos asesinos que lo quisieron llamar gavillero, ladrón, delincuente, asesino” (Montemayor citado por Misael Habana y Jesús Saavedra en Rinden nuevo homenaje a Lucio Cabañas en La Jornada, martes 3 de diciembre de 2002)
Nos quedamos sin su guía, sin la fuerza mayor de su presencia luminosa. Seguir la ruta de alguno de sus caminos (¿Quién tendría la capacidad de andarlos todos?) es una tarea con la que podemos conservar su memoria y seguir en contacto con sus ideas. En sus palabras: “La dignidad en la vida es lo que embellece a los pueblos y a las horas que nos mantienen respirando, pensando, recordando. La dignidad no sólo engrandece la vida de las personas, sino engrandece la vida de los pueblos”. Y usted, maestro, con su dignidad nos dignificó a todos.
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Puede consultarse en:

martes, 9 de marzo de 2010

Un texto de León Bendesky

Nuestro aigo César Julián Bernal, nos envía la siguiente reflexión de la autoría de Leon Bendesky, misma que incorporamos para nuestros visitantes:
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Ciudadanos o vasallos
León Bendesky

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La condición de ciudadanos no es un regalo de nadie, es un derecho. Otra cosa es que sea efectivo más allá de las más esenciales formalidades. Sí, es cierto, podemos ir a las urnas y emitir un voto periódicamente. Después de eso, estamos prácticamente inermes ante la falta de rendición de cuentas y la impunidad reinantes.
Sí, es cierto, que gozamos de libertades consignadas en las leyes. Una de ellas, por ejemplo, el libre tránsito, que se extiende hasta donde dura el miedo a la inseguridad o hay que detenerse en los retenes policiacos y militares en muchas zonas del país. Sí, hay un derecho a la educación y a la salud, cada vez más precarios y de mala calidad. ¿Qué son, además de inútiles en un sentido práctico, los derechos que no se pueden ejercer?
Así podríamos revisar cada parte del catálogo de nuestra condición de ciudadanos. No es difícil: abra su ejemplar de la Constitución y mire el capítulo primero: De las garantías individuales, y el capítulo cuarto: De los ciudadanos mexicanos. Piense en lo que ahí dice y confróntelo con lo que nos pasa. El balance, me temo, es pobre, muy pobre.
La verdad es que no somos ciudadanos de una república moderna, como se repite en discursos que conmemoran las efemérides nacionales, como se ofrece en las campañas políticas o en declaraciones de legisladores, jueces y funcionarios públicos.
En ocasiones nos aproximamos a la situación de vasallos. Parecemos mujeres y hombres formalmente libres, pero que mantenemos relaciones de subordinación ante la autoridad que conferimos a otros mediante un mandato –democrático– que no cumplen y que no podemos exigir que lo hagan.
Como ciudadanos estamos mutilados y el sistema político que sustenta esta condición se debilita de modo constante. El asunto más reciente de las alianzas electorales y los compromisos entre partidos para conseguir aprobar leyes es sólo uno más de los casos de vasallaje que predominan en las relaciones de poder entre quienes gobiernan, hacen leyes y deben procurar la justicia.
Se propone, otra vez, la necesidad de una reforma política. Pero ante los hechos parecería que ésta sólo puede empezar con la reforma de la legislación sobre los mismos partidos políticos: lo que pueden hacer, cómo pueden hacerlo y su financiamiento.
Los expertos señalan que la democracia requiere de partidos por diversas razones técnicas y de interrelaciones sociales. Sea así, admitámoslo, y en seguida aceptemos también que lo que hoy tenemos es ya totalmente disfuncional para los intereses que están más allá de los que controlan esos mismos aparatos y las redes de poder que establecen. Ninguno de ellos pasa las pruebas más simples de la esencia de la democracia ni en su interior y, mucho menos, en términos de las exigencias de esta sociedad.
Y de ser así, quién tiene el menor incentivo entonces para reformar la existencia y funcionamiento de los partidos en un entorno democrático. La respuesta es inmediata, nadie. Puede seguirse, pues, que cualquier reforma política que surja de los arreglos vigentes no puede aspirar más que a un reacomodo de los mismos que la formularán y la votarán en el Congreso. Los ciudadanos volverán a ser forzados a aceptar un pacto de vasallaje. El problema, o más bien, el conflicto que enfrentamos es cómo romper este nudo gordiano.
Claro que ningún sistema político de naturaleza democrática es perfecto. Las dictaduras tampoco, o es que no hemos aprendido nada. No se trata de eso. Ni los ciudadanos ni los vasallos son ingenuos, responden a condiciones cimentadas en intereses y el ejercicio del poder; ético, coercitivo o como sea.
La crisis política del país es cada vez más evidente. Esta mitad de sexenio no puede hacerla más clara. De todos lados se contribuye a ella y los personajes siguen siendo los mismos y los arreglos institucionales han caducado. Hasta en Hollywood hay más rotación de estrellas, las top model cambian con más frecuencia; entre los grandes jonroneros en el béisbol surgen nuevos cañoneros.
La condición de ciudadanos mantenida en su esencia formal puede ser motivo de orgullo, también fuente de crispación. Es un Estado político sin suficientes expresiones prácticas y en persistente debilitamiento, lo que no puede sino agravar el magullado contrato social que nos rige. Lo hace con menor efectividad y de él se derivan rentas que se apropian de manera particular y costos que se cargan de modo colectivo.
Si la credencial de elector sirve para seguir yendo a votar en estas condiciones, debo solicitar al doctor Leonardo Valdez, del IFE, que se cancele mi nombre del registro correspondiente. Si sirve además para identificarme en el banco, solicito al doctor Guillermo Babatz, de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, que elimine tal requisito y que pueda hacer valer mi identidad de otra forma. Si sirve para que me dejen entrar a un edificio que requiere seguridad por el miedo existente, dicha credencial puede sustituirse por alguna otra, ya discutiré yo con el guardia de turno.
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