miércoles, 5 de mayo de 2010

Una reflexión para los académicos...

Cómo disfrazarse de investigador exitoso
Dr. Miguel Ángel Barrón Meza
Profesor de la UAM-Azcapotzalco
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Hubo una época en que los profesores publicaban por el placer de contribuir, aunque fuera con un granito de arena, a su campo de conocimiento. Actualmente, la investigación es un negocio como cualquier otro. Los vicios y las triquiñuelas que son comunes en la política y las empresas se están implantando cada vez con más con fuerza en prácticamente todas las instituciones de educación superior. Las peleas en la investigación por recursos, puestos, plazas y espacios físicos se han transformado en luchas sordas, sin cuartel, y se llevan a cabo en terrenos en los que supuestamente deberían prevalecer la ética, la honestidad y el respeto a la libre manifestación de ideas.
Hoy en día es muy difícil distinguir a un investigador auténtico de uno farsante. Cualquiera que tenga un doctorado y sea medianamente inteligente es capaz de publicar una gran cantidad de artículos en revistas indexadas internacionales, en especial si tiene la habilidad de tejer alianzas con otros investigadores igual de ambiciosos e inescrupulosos que él o ella, al fin que lo que ahora cuenta es la cantidad de publicaciones, no su calidad.
No importa que lo que se publique nadie lo lea ni sirva para nada. Lo que importa es el dinero obtenido para adquirir costosas camionetas, carísimos departamentos y continuos viajes al extranjero, haciendo turismo académico y hospedándose en hoteles de cinco estrellas con coautores y amigos.
Para ciertos investigadores y grupos, los argumentos legaloides y las ideas darwinianas (subsistencia del más capaz), aunado a la falta de ética, justifican cualquier atropello a los derechos de los demás a disponer de espacios, presupuestos y plazas que les permitan desarrollar de manera adecuada sus actividades de docencia e investigación. La rapiña de recursos de todo tipo, en el que el más ambicioso tira de la limitada cobija institucional, puede volverse la regla más que la excepción en las instituciones de educación superior si no se pone un freno a investigadores sin escrúpulos.
Si usted quiere disfrazarse de investigador exitoso le sugiero que lea cuidadosamente las siguientes obras: ‘El origen de las especies’, de Darwin (para justificar la supervivencia del más ambicioso, es decir, el más apto); ‘El príncipe’, de Maquiavelo (para quitarse molestos escrúpulos éticos o morales), y ‘El gatopardo’, de Lampedusa (para cambiar las cosas cuando alguien se lo exija pero al fin todo siga igual). Además, debe seguir al pie e la letra las siguientes reglas (seguramente hay más):
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1. Despójese de todo tipo de escrúpulos y vuélvase cínico. Usted debe estar dispuesto a conseguir a cualquier precio todas las becas y apoyos posibles, tanto internos como externos.
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2. Haga alianzas con investigadores igual de arribistas que usted, de preferencia de otras instituciones para que su grupo parezca sólido e interinstitucional.
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3. Incluya a sus amigos e incondicionales en sus artículos; eso le asegurará que ellos lo incluirán en los suyos y su productividad, aunque falsa, parecerá fabulosa.
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4. Busque desesperadamente posiciones de poder (jefaturas, coordinaciones), para que desde ellas asigne presupuestos, plazas y proyectos a sí mismo y sus incondicionales.
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5. Busque la complicidad —o la complacencia, al menos— de sus superiores jerárquicos. Ellos cubrirán cualquier resquicio por el que puedan filtrarse sus fallos.
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6. Coloque a incondicionales (aunque no sean sus amigos) en puestos clave. La cadena mafiosa tendrá sus eslabones bien fortalecidos.
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7. Proponga el mayor número de proyectos posible, y role como responsables a cada uno de sus incondicionales. Cada proyecto significa más dinero y más viajes al extranjero; la institución se convertirá en su agencia de viajes.
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8. Olvídese de la ética y apodérese de espacios físicos que pertenecen a otros grupos de investigación menos ambiciosos; justifíquelo diciéndose a sí mismo y a los demás que el grupo que usted lidera es altamente productivo, y los demás, bueno, no valen la pena.
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9. Pavonéese lo más que pueda de su productividad; los profesores ingenuos, y aquellos sin doctorado y sin publicaciones, lo considerarán un superdotado.
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10. Piratee plazas de asistente de otros investigadores convenciendo a profesores ambiciosos jóvenes de que si se alían con usted progresarán de manera segura y rápida. Justifíquelo diciendo a los demás que nadie puede obligar a otro a trabajar con quien no desea, aunque se salgan del perfil para el cual fueron contratados.
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11. Estudie razonablemente bien la legislación para que con argucias legaloides pueda justificar sus ambiciones y falta de ética.
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12. Cuando sus subordinados se rebelen y lo llamen a cuentas, vaya a las reuniones con espíritu humilde y diga que sí a todo lo que le pidan. Pero por supuesto no sea tan ingenuo para cumplir lo que les promete. Practique el gatopardismo, es decir, haga cambios para que todo siga igual.
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13. A los más críticos cumpla sus caprichos o págueles un viaje al extranjero para un congreso. Eso les callará la boca. Si no se callan y siguen protestando, diga que están locos o que le tienen envidia por su éxito.
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Si conoce otras recomendaciones, compártalas ahora, sobre todo si son para defenderse de esta nueva especie.
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No tengo recomendaciones para defendernos de esta nueva especie. Pero puedo aumentar mas reglas que he visto.
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14. No solo vaya a los congresos. Organice su propio congreso para que vean que usted es importante.
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15. Refria el mismo artículo varias veces en distintos congresos, solo cambiele un poquito.
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Estoy en el extranjero y aca he conocido otros extranjeros de los cuales algunos siguen en la investigación porque la industria no los quiere, ya que los temas en los han trabajado son tan específicos que a la industria no le sirve o porque buscan gente con experiencia en la industria y no científica. Me han confesado dos que quisieran salir del ámbito de la investigación pero no han podido, yo creo que eso hace que sus artículos ya no sean de calidad. También ya me di cuenta que la investigación se esta midiendo por la cantidad de artículos que escribes, es más un compañero directamente me lo dijo. Y yo me preocupo demasiado para que mi trabajo pueda ser aplicado pero he leido muchos artículos en donde los doctores solo dan ideas, modelos con el fin de que otra persona los retome y lo una con otra idea pero todas terminan siendo tan poco practicas que serían imposibles llevarlas al mundo real y eso que trabajo en sistemas computacionales. Y concuerdo que el titulo de Ph.D no significa que forzosamente alguien conozca a profundidad su área, pudo haberlo tomado por oportunista.
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Me gusto mucho el escrito. Yo tambien soy investigadora y desafortunadamente he vivido experiencias similares que el Dr. Barrón. Lo único que faltó es una recomendación así:
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16. Si le gustan las líneas de investigación de sus compañeros, y mejor aún, subalternos, copiéselas. Al fin que ya cumplió con el punto 1 (cero escrúpulos). Total como Ud. tiene más poder, al rato les va a hacer creer a los demás que ellos se las copiaron a Ud, aún cuando lleva más de 10 años trabajando en otra área diferente.
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Saludos al Dr. Barrón y ánimo, así están las cosas en este país. Y a los que no les ha tocado vivir esto, también saludos y felicitaciones, no saben qué suerte tienen.
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