miércoles, 4 de agosto de 2010

Reflexiones para la discusión sobre el matrimonio de homosexuales en México


Carta de Jorge Saavedra a la Suprema Corte de Justicia de la Nación
México DF, agosto 03 de 2010.
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Ministro Presidente Guillermo Ortiz Mayagoitia
Señores Ministros y Señoras Ministros
Suprema Corte de Justicia de la Nación
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Cuando yo era director general del Centro Nacional para la Prevención y el Control del VIH/sida (Censida), mi opinión fue solicitada sobre el hecho de que las Fuerzas Armadas de México retiraban del activo a todos sus miembros, especialmente soldados que resultaran positivos a la prueba de detección del Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH) causante del sida.
Por supuesto externé mi opinión técnica basada en la evidencia de que dar resultado positivo a una prueba del VIH es muy diferente a desarrollar el sida, pero no sólo era la evidencia basada en el conocimiento médico universal existente, sino también con la evidencia personal de llevar viviendo 23 años con el virus y poder demostrar que seguía siendo productivo para mi país.
La evidencia y estudios desde hace ya algunos años, demuestran que la reducción del número de parejas sexuales es uno de los principales factores que reducen el riesgo de adquirir y transmitir el VIH causante del sida. El matrimonio es un factor significativamente asociado a la reducción de parejas sexuales. Los matrimonios con hijos son los que duran más tiempo en una relación estable.
Por lo tanto, tener el derecho a mayor número de matrimonios con hijos en la población mayoritariamente afectada por el sida impactará positivamente en la reducción del número de nuevos casos, que en nuestro país son superiores a los 4 mil anuales.
Sé que ahora, dado que no estoy en una institución en México experta en el tema, no estoy siendo consultado sobre el asunto del derecho al matrimonio entre personas del mismo sexo con derecho de adopción. Sin embargo, eso no quiere decir que no conozca del tema, no sólo como experto en Salud Pública sino también, de nuevo, por ser una persona que nació y que vive con esa condición, es decir ser homosexual.
Mis padres eran heterosexuales, al igual que los padres de millones de hombres gays, lesbianas y transgénero que vivimos en México y en el mundo; ninguna condición anómala en nuestra familia nos hizo ser homosexuales, eso no tiene evidencia ni sustento científico alguno, por lo contrario, de acuerdo con los avances más recientes de la ciencia, pareciera ser más bien una característica genéticamente heredada en donde se trata de un gen que no predomina en la mayoría de la población, por lo tanto constituimos una minoría.
Por supuesto, en nuestro desarrollo familiar y social aprendemos a aparentar y ocultar lo que somos, por temor a ser rechazados, es decir el que salgamos o no y que podamos decir que somos homosexuales, eso sí es algo que se aprende y créanme, se requiere mucho valor para aceptarlo.
Quienes crean y voten a favor de una resolución que considere que los niños adoptados por familias homoparentales tendrán un desarrollo anómalo, se basarán en creencias, porque la evidencia no existe. Que si los niños sufrirán de burlas en las escuelas, pues probablemente al igual que les pasa a los hijos de matrimonios interraciales, les pasa a los niños con padres discapacitados, les pasa a los niños con padres en extrema pobreza, les pasa a los niños indígenas cuando asisten a escuelas en donde predominan los blancos, etc., etc. Y no por eso se les prohibirá a un matrimonio de personas blancas adoptar un niño indígena o afroamericano.
Desde 1990, la Organización Mundial de la Salud quitó a la homosexualidad de la lista de enfermedades, entonces ¿cómo es que si no es una enfermedad se teme que se le pegue o se le transmita a un niño adoptado? Algo que no es una enfermedad no se puede curar aunque en nuestro caso, sí podemos aprender a reprimir nuestra orientación sexual o incluso hacernos pasar por alguien que no somos.
Una decisión de la Suprema Corte en el sentido de que las parejas gays no podemos adoptar, porque ponemos en riesgo los derechos de los niños y las niñas, desataría la necesidad de investigar la vida sexual de todos los padres y madres de familia, así como de que a nombre del Estado se les quiten a sus hijos, cada vez que se descubra que alguno de los dos tiene una orientación sexual distinta a la heterosexual. También habría que quitarle los hijos a todos los padres y madres solteros, con el argumento de que cada niño tiene derecho a un padre y una madre.
Señores Ministros, Señoras Ministras, la decisión que ustedes tomen, definitivamente impactará en nuestro derecho a la igualdad ante la ley, a nosotros y nosotras que, sin ser enfermos mentales ni criminales, somos ciudadanos que al pagar todos nuestros impuestos y cumplir con todos nuestros deberes tenemos el legítimo derecho a acceder a los mismos servicios públicos que ofrece el Estado mexicano, como son el matrimonio, la adopción y la seguridad social entre otros.
Actualmente vivo en Holanda, en donde como hombre gay tengo los mismos derechos que cualquier residente legal aquí, incluyendo derecho a matrimonio y adopción, por lo que cada vez que regreso a mi propio país no me parece que me consideren ciudadano con menos derechos que mis conciudadanos.
Quiero creer que la decisión que tomen estará basada en la evidencia, matrimonios con el derecho de adopción ya existen en 8 otros países y seguramente antes de que termine este siglo, todos los países desarrollados y todo el mundo occidental nos reconocerán.
Si, por otro lado basan su voto en las creencias personales o populares, nos afectarán, será un bache en nuestra lucha por la igualdad de derechos que estamos seguros la historia finalmente juzgará como algo negativo similar a lo que pasó con el apartheid, similar a lo que pasó a la discriminación a judíos en la Alemania nazi, similar a la prohibición a matrimonios interraciales que durante mucho tiempo existió en varios países del mundo.
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Jorge Alejandro Saavedra López, MD
Chief of Global Affairs
AIDS Healthcare Foundation
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