miércoles, 22 de diciembre de 2010

Estrategias de manipulación mediática, Noam Chomsky

EL LINGÜISTA NOAM CHOMSKY elaboró la lista de las “10 Estrategias de
Manipulación” a través de los medios
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1. La estrategia de la distracción. El elemento primordial del control social es la estrategia de la distracción que consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las elites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes. La estrategia de la distracción es igualmente indispensable para impedir al público interesarse por los conocimientos esenciales, en el área de la ciencia, la economía, la psicología, la neurobiología y la cibernética. “Mantener la Atención del público distraída, lejos de los verdaderos problemas sociales, cautivada por temas sin importancia real. Mantener al público ocupado, ocupado, ocupado, sin ningún tiempo para pensar; de vuelta a [la] granja como los otros animales (cita del texto ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.
2. Crear problemas y después ofrecer soluciones. Este método también es llamado “problema-reacción-solución”. Se crea un problema, una “situación” prevista para causar cierta reacción en el público, a fin de que éste sea el [de]mandante de las medidas que se desea hacer aceptar. Por ejemplo: dejar que se desenvuelva o se intensifique la violencia urbana, u organizar atentados sangrientos, a fin de que el público sea el demandante de leyes de seguridad y políticas en perjuicio de la libertad. O también: crear una crisis económica para hacer aceptar como un mal necesario el retroceso de los derechos sociales y el desmantelamiento de los servicios públicos.
3. La estrategia de la gradualidad. Para hacer que se acepte una medida inaceptable, basta aplicarla gradualmente, a cuentagotas, por años consecutivos. Es de esa manera que condiciones socioeconómicas
radicalmente nuevas ([como el] neoliberalismo) fueron impuestas durante las décadas de 1980 y 1990: Estado mínimo, privatizaciones, precariedad, flexibilidad, desempleo en masa, salarios que ya no aseguran ingresos decentes, tantos cambios que hubieran provocado una revolución si hubiesen sido aplicados de una sola vez.
4. La estrategia de diferir. Otra manera de lograr la aceptación una decisión impopular es la de presentarla como “dolorosa y necesaria”, obteniendo la aceptación pública, en el momento, para una aplicación futura. Es más fácil aceptar un sacrificio futuro que un sacrificio inmediato. Primero, porque el esfuerzo no es empleado inmediatamente. Luego, porque el público, la masa, tiene siempre la tendencia a esperar ingenuamente que “todo irá mejorar mañana” y que el sacrificio exigido podrá ser evitado. Esto da más tiempo al público para acostumbrarse a la idea del cambio y de aceptarla con resignación cuando llegue el momento.
5. Dirigirse al público como criaturas de poca edad. La mayoría de la publicidad dirigida al gran público utiliza un discurso, argumentos, personajes y entonación particularmente infantiles, muchas veces próximos a la debilidad, como si el espectador fuese una criatura de poca edad o un deficiente mental. Cuanto más se intente buscar engañar al espectador, más se tiende a adoptar un tono infantilizante. ¿Por qué? “Si uno se dirige a una persona como si ella tuviese la edad de 12 años o menos, entonces, en razón de la sugestionabilidad, ella tenderá, con cierta probabilidad, a una respuesta o reacción también desprovista de un sentido crítico como la de una persona de 12 años o menos de edad (ver “Armas silenciosas para guerras tranquilas”)”.
6. Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión. Hacer uso del aspecto emocional es una técnica clásica para causar un corto-circuito en el análisis racional, y finalmente, al sentido critico de los individuos. Por otra parte, la utilización del registro emocional permite abrir la puerta de acceso al inconsciente para
implantar o inyectar ideas, deseos, miedos y temores, compulsiones, o inducir comportamientos…
7. Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad. Hacer que el público sea incapaz de comprender las tecnologías y los métodos utilizados para su control y su esclavitud. “La calidad de la educación dada a las clases sociales inferiores debe ser la más pobre y mediocre posible, de forma que la distancia de la ignorancia que planea entre las clases inferiores y las clases sociales superiores sea y permanezca imposible de alcanzar para las clases inferiores (ver ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.
8. Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad. Promover al público a creer que es moda el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto.
9. Reforzar la autoculpabilidad. Hacer creer al individuo que solamente él es el culpable de su propia desgracia, por causa de la insuficiencia de su inteligencia, de sus capacidades, o de sus esfuerzos. Así, en lugar de rebelarse contra el sistema económico, el individuo se autodesvalida y se culpa, lo que genera un estado depresivo, uno de cuyos efectos es la inhibición de su acción. Y, sin acción, no hay revolución!
10. Conocer a los individuos mejor de lo que ellos mismos se conocen. En el transcurso de los últimos 50 años, los avances acelerados de la ciencia han generado una creciente brecha entre los conocimientos del
público y aquellos poseídos y utilizados por las elites dominantes. Gracias a la biología, la neurobiología y la psicología aplicada, el “sistema” ha disfrutado de un conocimiento avanzado del ser humano, tanto de forma física como psicológica. El sistema ha conseguido conocer mejor al individuo común de lo que él se conoce a sí mismo. Esto significa que, en la mayoría de los casos, el sistema ejerce un control mayor y un gran poder sobre los individuos, mayor que el de los individuos sobre sí mismos.
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INFO 577
16 de noviembre de 2010
informativo@attac.org
http://attac-info.blogspot.com/
LAS 10 ESTRATEGIAS DE MANIPULACIÓN MEDIÁTICA. El lingüista Noam
Chomsky elaboró la lista de las “10 Estrategias de Manipulación” a través de los medios.

martes, 7 de diciembre de 2010

Sobre el caso Wikileaks...

La nueva revolución a la vista

Mario Melgar Adalid
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El debate sobre la filtración de mensajes diplomáticos de los enviados de Estados Unidos ha generado un debate, no tanto sobre el contenido de los informes, sino sobre la pertinencia jurídica de dar a conocer mensajes confidenciales.
La Suprema Corte de ese país, la que fija lo que la Constitución dice, ha señalado que ciudadanos y prensa tienen un privilegio incondicional y absoluto para criticar a los funcionarios públicos, independientemente del daño que puedan causar por su exceso o abuso.
WikiLeaks ha mostrado brutalmente el cambio en materia informática. Los gobiernos temen verse sorprendidos de enfrentar a ciudadanos armados con un celular que organicen una rebelión que pudiera derrocarlos. Erich Schmidt, presidente de Google, y Jared Cohen, director de Ideas Google, publicaron un artículo en Foreign Affairs con el que plantean cómo la conectividad está generando la emisión no sólo de las nuevas ideas, sino la difuminación del poder. La verdadera descentralización política la empiezan a ejercer los grupos ciudadanos, las organizaciones no lucrativas, el sector privado y los individuos. Los gobiernos y los partidos políticos se quedaron atrás.
Cincuenta por ciento de la población mundial tiene acceso a una combinación de teléfonos celulares (cinco mil millones de usuarios) e internet (dos mil millones). Dicen los jerarcas de Google que así como se habló de la prensa como el cuarto poder, surgió ahora el poder de la interconexión: el poder de cualquier persona, independientemente de su edad, ubicación, condiciones sociales, económicas o ideológicas, con voz y posibilidad de hacer cambios.
Se prevé que los países más avanzados, Estados Unidos, los que integran la Unión Europea y los superpoderes asiáticos liderados por China, establecerán controles del poder de la interconexión dentro de sus propias fronteras a fin de preservar y reforzar sus propios valores políticos, sociales, religiosos y económicos. No obstante, no todos tendrán esa capacidad tecnológica y jurídica para evitar el mal uso de la conectividad. Imaginemos lo que podría hacer el crimen organizado con millones de destinatarios de sus proclamas.
Las filtraciones cibernéticas respecto a México no filtraron nada que los mexicanos no supiéramos. De hecho, lo que ha aparecido es mucho menos de lo que se dice cotidianamente en cualquier tertulia, café, sobremesa, noticiario, columna política o en el ir y venir de los mensajes forwardeados. Mucho más relevante ha sido el golpe que han dado los cárteles mexicanos de la drogas, al difundir por internet los videos del descabezamiento de quienes cooperan con las fuerzas del orden. La guerra de comunicación también parece que la va ganando el narco. Nadie puede evitarlo. El Estado parece no existir.
La reflexión sobre el efecto que tuvo la prensa de Gutenberg es ilustrativo de la revolución informática. La diferencia es que la imprenta prometía ser una fuente de información generalizada y no lo logró. Los dueños de las prensas decidían qué y cuándo publicar y a quién distribuir. Los gobiernos represivos y otras instituciones que ejercen control tuvieron a la prensa como un instrumento para su propia propaganda o bien para reprimir la difusión de las ideas, particularmente las enderezadas en contra del gobierno o de la Iglesia católica.
La radio y la televisión han sido vehículos de propaganda de la ideas. Estos medios también han sufrido una notable modificación al alternarse o integrarse con las formas electrónicas. Los canales independientes han jugado un papel relevante en generar información por radio y televisión más abierta y democrática, pero es internet la responsable de la revolución.
El trabajo de los espías de la embajada de Estados Unidos resulta muy rutinario y las revelaciones, al menos de lo que sucede en México, son la reiteración de lo que dice la voz popular. Nada nuevo.
El gran tema es cómo prepararnos para la revolución informática ya en marcha.
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Publicado en Excélsior, 07 de diciembre de 2010