martes, 7 de diciembre de 2010

Sobre el caso Wikileaks...

La nueva revolución a la vista

Mario Melgar Adalid
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El debate sobre la filtración de mensajes diplomáticos de los enviados de Estados Unidos ha generado un debate, no tanto sobre el contenido de los informes, sino sobre la pertinencia jurídica de dar a conocer mensajes confidenciales.
La Suprema Corte de ese país, la que fija lo que la Constitución dice, ha señalado que ciudadanos y prensa tienen un privilegio incondicional y absoluto para criticar a los funcionarios públicos, independientemente del daño que puedan causar por su exceso o abuso.
WikiLeaks ha mostrado brutalmente el cambio en materia informática. Los gobiernos temen verse sorprendidos de enfrentar a ciudadanos armados con un celular que organicen una rebelión que pudiera derrocarlos. Erich Schmidt, presidente de Google, y Jared Cohen, director de Ideas Google, publicaron un artículo en Foreign Affairs con el que plantean cómo la conectividad está generando la emisión no sólo de las nuevas ideas, sino la difuminación del poder. La verdadera descentralización política la empiezan a ejercer los grupos ciudadanos, las organizaciones no lucrativas, el sector privado y los individuos. Los gobiernos y los partidos políticos se quedaron atrás.
Cincuenta por ciento de la población mundial tiene acceso a una combinación de teléfonos celulares (cinco mil millones de usuarios) e internet (dos mil millones). Dicen los jerarcas de Google que así como se habló de la prensa como el cuarto poder, surgió ahora el poder de la interconexión: el poder de cualquier persona, independientemente de su edad, ubicación, condiciones sociales, económicas o ideológicas, con voz y posibilidad de hacer cambios.
Se prevé que los países más avanzados, Estados Unidos, los que integran la Unión Europea y los superpoderes asiáticos liderados por China, establecerán controles del poder de la interconexión dentro de sus propias fronteras a fin de preservar y reforzar sus propios valores políticos, sociales, religiosos y económicos. No obstante, no todos tendrán esa capacidad tecnológica y jurídica para evitar el mal uso de la conectividad. Imaginemos lo que podría hacer el crimen organizado con millones de destinatarios de sus proclamas.
Las filtraciones cibernéticas respecto a México no filtraron nada que los mexicanos no supiéramos. De hecho, lo que ha aparecido es mucho menos de lo que se dice cotidianamente en cualquier tertulia, café, sobremesa, noticiario, columna política o en el ir y venir de los mensajes forwardeados. Mucho más relevante ha sido el golpe que han dado los cárteles mexicanos de la drogas, al difundir por internet los videos del descabezamiento de quienes cooperan con las fuerzas del orden. La guerra de comunicación también parece que la va ganando el narco. Nadie puede evitarlo. El Estado parece no existir.
La reflexión sobre el efecto que tuvo la prensa de Gutenberg es ilustrativo de la revolución informática. La diferencia es que la imprenta prometía ser una fuente de información generalizada y no lo logró. Los dueños de las prensas decidían qué y cuándo publicar y a quién distribuir. Los gobiernos represivos y otras instituciones que ejercen control tuvieron a la prensa como un instrumento para su propia propaganda o bien para reprimir la difusión de las ideas, particularmente las enderezadas en contra del gobierno o de la Iglesia católica.
La radio y la televisión han sido vehículos de propaganda de la ideas. Estos medios también han sufrido una notable modificación al alternarse o integrarse con las formas electrónicas. Los canales independientes han jugado un papel relevante en generar información por radio y televisión más abierta y democrática, pero es internet la responsable de la revolución.
El trabajo de los espías de la embajada de Estados Unidos resulta muy rutinario y las revelaciones, al menos de lo que sucede en México, son la reiteración de lo que dice la voz popular. Nada nuevo.
El gran tema es cómo prepararnos para la revolución informática ya en marcha.
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Publicado en Excélsior, 07 de diciembre de 2010

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