martes, 16 de noviembre de 2010

Inglés y español...

Estábamos peor cuando estábamos mejor

Mario Melgar Adalid
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Solamente dos personas de cada 100 hablan inglés en México. En el mundo las cifras son superiores: en China, un cuarto de la población es bilingüe, Corea del Sur, Malasia, Japón o Taiwán superan 50 por ciento. Panamá (12%), Chile (8%), Argentina (5%) y Venezuela (3%). En España, 27% es bilingüe, en Brasil 24.5%, pero merecen un comentario aparte.
Brasil está rodeado de países hispanohablantes que son sus clientes y aliados. En lugar de impulsar el portugués en el exterior, los brasileños dedican un notable esfuerzo para aprender español y hacer mejores negocios con sus vecinos. Los mexicanos deberíamos aprovechar ese mercado para enseñarles español.
El inglés es la lengua franca del mundo global. Japoneses y chinos se entienden en inglés. Lo mismo sucede entre alemanes y franceses, o entre españoles y daneses. No se entiende la modernidad sin contenidos en inglés. No es siquiera un tema ideológico, sino de intereses globales. Global, como nuestra página en Excélsior, es la expresión del dominio del inglés. Los franceses hubieran querido decir mondialization, pero éste no es su siglo.
Inglés y computadoras fue el lema de campaña de Francisco Labastida frente a Cuauhtémoc Cárdenas y Vicente Fox. Parecía una ingenuidad querer ganar con esa propuesta. Entonces el país tenía la ilusión del cambio, por eso perdió el PRI. Así como hoy la mayoría pensamos que el gobierno panista nos lleva al barranco, entonces se pensaba que el PRI era el villano de la película. En el mundo corrió la noticia de que finalmente el PRI salía de Los Pinos. El mensaje de embajadores y cónsules en el exterior fue que todo había estado mal en el país. La democracia había triunfado y vendría una nueva era de moral pública. Ese mensaje de los 75 años de corrupción del PRI duró todo el sexenio foxista y los primeros años de Calderón. Ahora después de 10 años del PAN en Los Pinos, los mexicanos, al menos los encuestados, se pronuncian por el regreso del PRI. Parecemos decir que estábamos mejor cuando estábamos peor.
El inglés para los niños mexicanos vuelve a ser tema de debate. En el proyecto de reformas a la Ley General de Educación se proponía establecer como obligatoria la enseñanza de un segundo idioma.
Los diputados consideraron que no están dadas las condiciones para intentarlo. Fieles al inmovilismo legislativo consideran que no hay condiciones, cuando lo que se pretendía con la reforma educativa es precisamente cambiar las condiciones del país. Los diputados no necesitaron inglés para ocupar sus curules, pero el país no podrá ocupar un lugar digno en el mundo global si mantenemos esos criterios parroquiales de seguir monolingües.
Para 2011, el Ejecutivo federal recortó 75 por ciento los recursos para el programa de enseñanza de inglés en escuelas públicas. No obstante, en las escuelas primarias particulares que atienden alrededor del 30 por ciento de la población ofrecen inglés a sus estudiantes.
El resultado es ahondar más la diferencia entre los mexicanos. Los estudiantes de las escuelas particulares con educación de cierta calidad, sujeta a las reglas del mercado y la supervisión de padres de familia que no toleran un paro educativo. La educación oficial, que alguna vez fue la mejor, está como todo lo demás del quehacer público en franca bancarrota.
Por lo pronto en lo del inglés se equivocaron. Se olvidó además una segunda lengua se aprende mejor en una etapa temprana del crecimiento. Se les olvido que estamos en el siglo XXI.
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Publicado en Excélsior, 16 de noviembre de 2010.

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